Desde hoy, al entrar en el templo parroquial, llamará la atención que la gran cruz que se eleva desde el presbiterio, así como el resto de las cruces, aparecen cubiertas por un velo. De la misma manera se han cubierto las imágenes de la Virgen y de San José. A muchos de nuestros mayores, esta imagen les evocará a su infancia; para los más jóvenes puede resultar novedoso, cuando no extraño.
Al final de la Cuaresma, cuando nuestras hermandades y cofradías más exaltación hacen de las imágenes de sus titulares, nosotros las cubrimos. ¿Por qué se hace esto?
El Secretariado de la Comisión Episcopal para la Liturgia, en el Calendario Litúrgico-Pastoral que prepara cada año, en las indicaciones para el V Domingo de Cuaresma, anota que:
«La costumbre de cubrir las cruces y las imágenes de la iglesia desde este domingo puede conservarse. Las cruces permanecerán cubiertas hasta después de la celebración de la Pasión del Señor, el Viernes Santo, y las imágenes hasta el comienzo de la Vigilia Pascual.»
COPE. Redacción digital. Publicado el 9 de abril de 2022.
En algunos lugares, en cuanto se acerca la Pascua, las imágenes de las iglesias se cubren con un velo
Es común ver que durante la Semana Santa las imágenes de los templos son cubiertas con una manta color morado, color propio de los tiempos penitenciales de la Iglesia. ¿Pero qué significado tiene esa acción dentro de la Iglesia? ¿A qué reflexión debe llegar el cristiano cuando en Semana Santa vea las imágenes cubiertas? Inclusive en nuestros tiempos muchos ignoran el significado de estas prácticas propias de la Iglesia.
Esta costumbre de la Iglesia Católica encierra varios significados y honra una tradición de siglos. Según los escritos del Abad Prosper Guéranger (siglo XIX), esta ceremonia “expresa la humillación a la cual nuestro Salvador se sometió, como es relatado en el Evangelio del Domingo de la Pasión del Señor”.
Se cubre con lúgubre velo la Santa Cruz. El objeto casi único de la meditación durante esos días serán la Pasión y la Resurrección de Cristo. “Cielo de la santa Iglesia – dice Abad Guéranger – se torna triste y sombrío”. En el centro de la liturgia se yergue la santa Cruz, en cuyo honor se entonan himnos de penitencia y misericordia. Hay indicios exteriores de duelo: las imágenes de los Santos cubiertas, pues la Iglesia no quiere distraer su mirada con las bellas esculturas, con los esplendores del arte, ni siquiera con los metales que adornan el signo de la Cruz.
Desde el V domingo de Cuaresma, los crucifijos y cruces de las Iglesias se cubren hasta el final del Viernes Santo, cuando se celebra la Pasión del Señor. En concreto, hasta el momento en el que el diácono o el sacerdote proclama tres veces, mientras descubre la Cruz: He aquí el leño de la Cruz, en la que estuvo clavado la Salvación del mundo. Dicha ceremonia, y la propia oración, no tendría sentido si la cruz no hubiera estado velada previamente. El resto de las imágenes siguen veladas hasta el comienzo de la Vigilia Pascual.
Son días de duelo y la Iglesia se cubre con el velo de la viudez. El tiempo de Pasión está consagrado de un modo especial al recuerdo de los sufrimientos de Cristo por el que hemos obtenido la redención. Cuando veamos el templo vacío, porque ninguna de las imágenes sea visible, pensemos que eso sucede en la Iglesia cuando Cristo no está. Si Jesús no hubiera resucitado, nuestra fe sería vana, y las imágenes en el tempo no tendrían ningún sentido.
Esta vieja costumbre de velar imágenes religiosas, tiene por intensión el ayudarnos a enfocarnos en el aspecto penitencial de esta temporada litúrgica. Nos recuerda de una manera visual que nuestra fe en toda su gloria solo es posible a través de la obra de Cristo en su sufrimiento y muerte en la cruz.
Así como la Iglesia de cierta forma “simplifica” el santuario en estas últimas semanas de Cuaresma con el fin de centrarse en el aspecto penitencial de la temporada, también podemos simplificar nuestros hogares cubriendo con ropas moradas los crucifijos y otras imágenes sagradas. Nos recuerda que Jesús ocultó su gloria durante su Pasión, así también escondemos nuestros objetos religiosos para prepararnos a centrarnos en su Pasión y honrarla.
Hoy, 1 de noviembre, solemnidad de Todos los Santos, hacemos pública una nota en la que informamos de un cambio en el modo de atender los encargos de intenciones de misas, para adaptarnos debidamente a la disciplina canónica.
Desde la creación de nuestra parroquia, allá en junio de 2008, hasta hoy, han sido muchas las actividades y las prácticas pastorales que hemos ido incorporando, movidos por necesidades e iniciativas de los miembros de la comunidad parroquial.
Una de estas prácticas, reconocida como una de las más antiguas de la Iglesia, es hacer al sacerdote el encargo de aplicar una Misa por una determinada intención (que muchas veces son las almas de los difuntos, o algún otro fin piadoso).
Hasta ahora hemos venido atendiendo estas peticiones en función de los siguientes criterios:
El cumplimiento de las limitaciones que la sagrada liturgia establece para la celebración de las misas de difuntos.
Que las misas de primer sufragio no compartan la intención con ningún otro difunto.
En la medida de lo posible, celebrar la Misa en la fecha propuesta por la persona que realiza el encargo, aunque ello ha implicado que muchas misas tuvieran más de una intención, cuando las familias no mostraban ninguna objeción.
Esto último lo hemos hecho por priorizar el deseo de complacer a todas las personas que quieren ofrecer una Misa por sus difuntos, en la fecha por ellos deseada. Pero esta buena intención no es suficiente para alcanzar el bien que se pretende. De esta práctica se derivan cuestiones que no ayudan al correcto desarrollo de lo que debe ser “encargar la intención de una santa Misa”:
Poco a poco vamos perdiendo conciencia de la importancia de encargar una Misa por una intención, convirtiéndolo en un acto reflejo e improvisado (cuando una persona aparece unos minutos antes de comenzar la Misa pidiendo la intención). Se da la situación de que el sacerdote se siente obligado a admitir la solicitud porque “el aniversario es hoy” o “la familia ya está aquí”, por ejemplo.
Se reciben encargos difícilmente compaginables en una misma Misa (intención por un difunto, una familia, y acción de gracias por un don recibido, otra familia). Esto no se resuelve con la afirmación: “el valor de la Misa es infinito…” como algunos suelen decir cuando se plantea el inconveniente de acceder a la petición.
Se detecta que se va extendiendo la confusión entre “encargar la intención de la Misa” y “pedir por un difunto”. Pedir, simplemente, siempre podemos hacerlo en la oración de los fieles y se pueden incorporar varias peticiones, pero ofrecer la intención de la Misa es otra cosa…
Ahora, después de 16 años de trayectoria parroquial, revisando muchas de nuestras prácticas pastorales, es justo reconocer humildemente nuestros errores sobre este particular y reconducir aquellas cuestiones que no se adaptan a la disciplina eclesiástica, a saber:
“Se ha de aplicar una Misa distinta por cada intención para la que ha sido ofrecida y se ha aceptado una ofrenda, aunque sea pequeña”.
Teniendo en cuenta la escasez de sacerdotes y la consiguiente imposibilidad de celebrar una Misa por cada una de las muchas intenciones que los fieles piden, es común la práctica de acumular en un único estipendio y satisfacer con una única santa Misa distintas intenciones particulares según una intención llamada «colectiva».
El estudio de este problema ya fue encargado por el entonces Pontífice, San Juan Pablo II, a la Congregación para el Clero, la cual, el 22 de febrero de 1991, mediante el Decreto Mos Iugiter, estableció lo siguiente:
https://www.wefairplay.org/2025/03/11/vqxqdat5i Art. 1 § 1. De acuerdo con la norma del can. 948, deben ser aplicadas «misas distintas según las intenciones de aquellos por los cuales el estipendio dado, aunque exiguo, ha sido aceptado». Por lo tanto, el sacerdote que acepta el estipendio por la celebración de una santa misa por una intención particular, está obligado en justicia a satisfacer personalmente la obligación asumida (cfr. CIC can. 949), o bien a encomendar su cumplimiento a otro sacerdote, según las condiciones establecidas por el derecho (cfr. CIC cann. 954-955).
§2. Contravienen, por lo tanto, esta norma, y asumen la correspondiente responsabilidad moral, los sacerdotes que recogen indistintamente estipendios para la celebración de misas según particulares intenciones y, acumulándolos en una única oferta sin conocimiento de los fieles, lo satisfacen con una única santa misa celebrada según una intención llamada «colectiva».
Cheap Clonazepam For Sale Art. 2 § 1. En el caso en que los oferentes, previa y explícitamente advertidos, consientan libremente que sus estipendios sean acumulados con otros en un único estipendio, se puede satisfacer con una sola santa misa, celebrada según una única intención «colectiva».
§2. En este caso es necesario que sea públicamente indicado el día, el lugar y el horario en el cual tal santa misa será celebrada, no más de dos veces por semana.
Por lo tanto, para poder seguir atendiendo debidamente las peticiones de intenciones de misas sin incumplir la disciplina canónica expuesta, oído el Consejo Parroquial de Pastoral, en lo sucesivo, en la Parroquia procederemos de la siguiente manera:
Las misas de intención por los difuntos o alguna otra intención particular se celebrarán cuando lo permita el calendario litúrgico, publicado por la Conferencia Episcopal Española.
La intención de la Misa de 12:30 h. de los domingos será siempre “pro populo” (cfr. can 534 1), por lo tanto, nunca tendrá una intención particular.
En la Parroquia, por lo general, cada Misa se podrá aplicar por una sola intención.
No obstante, para poder atender todas las peticiones de intención de misas, se establecen, siempre que el calendario litúrgico lo permita, las misas de la tarde de los martes y los jueves de cada semana como misas de intención «colectiva».
Dado que esto supone un cambio considerable en lo que hasta ahora ha sido la práctica habitual, su implantación se hará de manera progresiva, de tal forma que, al comienzo del año jubilar 2025, quede consolidada esta reforma. En los próximos meses, de acuerdo con las familias que ya tienen hechos sus encargos de intenciones de misas en fechas fijas, buscaremos la forma de reasignar las fechas de aquellas que coincidan con otras intenciones. En esta tarea de reasignación de fechas, se dará prioridad a los encargos de misas que sean más antiguos. Por ello, apelamos a la comprensión, a la generosidad y al sentido eclesial de los fieles para poder llevar a cabo esta necesaria reforma.
Han de saber los fieles que, en cumplimiento del can. 958, la parroquia contará con un libro especial en el que se tomarán diligentemente nota del número de Misas que se han de celebrar, de la intención, de la ofrenda entregada y del cumplimiento del encargo.
Sevilla, 1 de noviembre de 2024, Solemnidad de Todos los Santos.
Con dolor y consternación hemos ido recibiendo a lo largo de la semana noticas de la evolución de los daños producidos por la dana en el levante español. Historias de dolor, pérdida de vidas humanas, personas desaparecidas e incalculables daños materiales.
Desde el primer momento, en cada celebración de la Eucaristía, hemos elevado nuestras súplicas al Señor pidiendo por el eterno descanso de los fallecidos, el consuelo de los familiares y el resto de las víctimas y la solidaridad de todos en momentos de tanta necesidad. Y en la tarde de ayer, el rezo del Santo Rosario tuvo esta misma intención.
En la Parroquia, además de la oración, hemos ofrecido la ayuda de la que disponíamos en este momento. Los fondos con los que Cáritas Parroquial contaba a día de hoy, 7.000 euros, han sido transferidos a Cáritas Española para ayudar a las Cáritas diocesanas de Valencia y Albacete a atender las necesidades más urgentes.
En la parroquia hemos comenzado a organizar la catequesis del próximo curso 2024-25. Con el fin de que también las familias puedan organizar sus agendas, comunicamos los días y horarios de cada uno de los grupos:
Para los niños que se incorporen a la catequesis por primera vez os ofrecemos el FORMULARIO DE INSCRIPCIÓN:
Rellenar todos los datos que se piden (el https://www.scarpellino.com/n5ksacrfe0l curso y el grupo se seleccionan dentro del desplegable). Si se rellena a mano, por favor, con letra legible.
Guardar el PDF y firmarlo.
Enviar el PDF (no foto) al e-mail parroquia@sancarlosborromeo.es antes del 10 de septiembre, o entregarlo directamente en el Despacho parroquial.
Quienes ya están inscritos de años anteriores, no es necesario que rellenen el formulario.
Rogamos que si algún niño inscrito en cursos anteriores no se va a incorporar a la catequesis el curso 2024-25, nos lo comuniquéis.
Catequistas
Un papel fundamental en el proceso catequético lo juegan los catequistas. Son hombres y mujeres, miembros de la comunidad parroquial, que acompañan a las familias y a sus hijos en el despertar religioso y en el crecimiento y maduración de la fe. Para el próximo curso necesitaremos algunos catequistas más. Si algún padre o madre quiere prestar su servicio a la parroquia como catequista que nos lo comunique y será bienvenido.